El fotógrafo catalán Samuel Aranda se ha hecho con el prestigioso premio por esta foto realizada en Yemen durante las revueltas de octubre y publicada en el periódico americano New York Times. Pude escuchar una entrevista con él en una emisora de radio en la que le preguntaban si era consciente de que había captado una gran imagen. El decía que si, pero que desgraciadamente estaban demasiado acostumbrados a fotografiar mujeres llorando con hijos, maridos o familiares en brazos. Esa respuesta me dejó noqueado.
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10 comentarios:
La había visto y es escalofriante. Desgraciadamente es cierto, si pasas varios meses en un sitio así la norma es ver estas cosas y otras aún peores q a veces no tienes la oportunidad de fotografiar o incluso insensibilizarte. Lamentable.
Un saludo.
Tiene que ser terrible acostumbrarse a algo así, no digo que no sea normal, sentido de supervivencia espiritual me imagino, pero tiene que ser horrible. joder vaya foto.
Saludos.
Pues es verdad, muchos se acostumbran.Pero alguien tiene que hacer esa importante tarea y enseñar todo eso al mundo entero, para que la gente sea consciente de todas las atrocidades que pasan en la esfera terrestre.
Saludos.
Una instantanea que da para reflexionar profundamente. Tremendo.
Saludos.
Parece mentira que podamos acostumbrarnos a la visión del sufrimiento , aunque sea ajeno ; impresionante la instantánea , sobrecoge.
Saludos.
Yo no me acostrumbo a ver la gente llorar.Me sigue haciendo el mismo daño!La foto es brutal!
Un abrazo
Cuando llegara el dia en que estos fotografos no tengan que cumplir mas estos sacrificados trabajos y nos deleiten con otros mas agradables
Una labor de gente increible que ama su profesion por encima del riesgo que corren
Un abrazo
Lo duro es que fotos tan jevis como esta aparecen todos los dias en los periódicos y pasamos las páginas como quien ve un anuncio de detergente.
Grande Manel
Un abrazo
Impresionante imagen.
Impresionante la del otro día de un padre con su hijo muerto en brazos, creo que era en Siria, y jurando vengarle...demasiadas veces dan ganas de llorar...
La foto es tremenda. Y más con ese tono crepuscular del color...Si, no deberíamos acostumbrarnos nunca al dolor y el sufrimiento. Saludos y gracias.
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