El combo madrileño se presenta de esta guisa: “Revivimos espontáneamente la tradición del Pub-Rock británico: rhythm & blues de puño cerrado, rock & roll festivo, pop eterno y country reinventado”. Está claro que semejante definición pone los sentidos de este escriba rutero en alerta. Y así es, en este tercer disco, primero que llega a mis orejas, hay un poco de todo eso. El cuarteto se despliega circulando entre los límites de esos ejes rebosando espíritu malasañero. Y ustedes ya entienden que quiero decir con eso.
Cierto que abren con un tema que mira de reojo al rock americano pero las siguientes canciones los llevan a visitar los terrenos que pisaron unos debutantes Enemigos o unos primerizos Deltonos. Comparten con los primeros un ácido sentido del humor, las letras de «Blues del Calamar», «Furor Uterino» o «Cuchará» serian una buena muestra, y con los segundos el trote molón del ritmo y el blues, compases de armónica incluidos, con el que los cántabros parieron sus dos primeros discos. Algunos minutos pop y un irrefutable toque garajero conforman la personalidad sonora de Los Penúltimos.
En mi opinión lo único que encuentro a faltar, y que creo que mejoraría enormemente las prestaciones de las composiciones incluidas en este compacto, es una producción más áspera, más cruda. Desconozco los medios que han podido tener para realizar la grabación, que eso influye oigan, pero echo de menos en la mezcla final unas guitarras más crujientes y mayor potencia en la sección de ritmo así como algún grado más de mala leche sonora. Carencias que seguramente desaparecerán en sus actuaciones en vivo, con el calor de los focos y la adrenalina que segrega enfrentarse al público no me cabe duda alguna de que la deben liar bien parda sobre un escenario. Su música se presta a ello, rocanrolear a base de bien, trasegarse unas copas y sudar entre las calurosas cuatro paredes de un garito.
Publicada en la web de Ruta 66
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