Hay
canciones que tienen la capacidad de ponerte de buen humor. De hacerte esbozar
una sonrisa y cambiar de un plumazo el ambiente. Esta es una de ellas. Uno de
los grandes éxitos del León de Detroit. Un tipo nunca suficientemente reivindicado.
Uno de los grandes. En su época dorada Bob y la Silver Bullet Band barrían de
un plumazo a cualquier oponente. No admitía duda posible. Temazo de la vida
que, además, estoy seguro que describe perfectamente a más de uno y de dos de
los que visitan este modesto blog.
Llámame
reliquia, llámame como quieras
Di
que soy anticuado, que estoy fuera de onda
La
música de hoy no tiene el mismo sentimiento
A mí
me gusta el rock & roll de los viejos tiempos...
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