El siguiente paso
siempre es difícil discográficamente hablando. El síndrome del segundo disco ha
pesado como una losa en multitud de bandas que no han podido superarlo. No es
este el caso del quinteto barcelonés. Y no lo tenían fácil, The Kingdom of Spirit era un trabajo tan
rotundo como su carácter. Rod y los suyos saben mucho de música, son fans y
ponen toda el alma en Saturna. Dotando a la banda de una solidez y una fuerza
emocional que hace que tengan los pies firmemente apoyados en el suelo. Hay
cambios en Ignis, quizás no sean tan
considerables en la forma como en el fondo pero los hay. La grabación está
mucho más articulada y la producción es menos pesada y densa que en el anterior
reforzando ese aroma a banda “clásica” (en el mejor sentido de la palabra) que
despiden sus canciones y su puesta en escena. Fuertemente enraizados en el hard
rock setentero abandonan un poco los apuntes de psicodelia y las atmósferas
para despachar una entrega bastante más fibrosa y directa que la de su
antecesor con riff colosales a cargo de las doce cuerdas de Aureli y Enrique,
el de «Cuse of the Moon» o el de «Sciencie & Transformation» lo son, temas
explosivos, «Sonic Keys», «Geomantic Shadows», sin dejar de lado el equilibro
que aportan composiciones donde afloran sonidos más próximos en el tiempo, el
sedimento Soundgarden que el abajo firmante encuentra en «Cosmic Light», o el
necesario espacio de tregua y respiro que aporta «Beside a Dying Star». Justo
al poco de salir el álbum Patrick Pezoa, vocalista, decide abandonarlos para
dedicarse a sus proyectos en solitario. Nada que no se pueda solucionar, tienen
nuevo cantante, Jimmy (Tears in Rain), y ya están dando cera por los escenarios
presentando el nuevo repertorio.
* Reseña escrita para Ruta 66
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