GUITAR SHORTY / WE THE PEOPLE

Ando realmente preocupado por el futuro del blues. En mi opinión la música venida de África y moldeada en los campos de algodón no esta pasando por muy buenos momentos, los nuevos valores no acaban de cuajar y el grueso de sus músicos son en su mayoría guitarristas devoradores de notas reciclados de otros estilos que no aportan nada aparte de solos interminables. Se que entre los visitantes habituales del blog hay muchos seguidores de hachas como Joe Bonamassa, Kenny Wayne Shepard y similares. No creo que estos artistas, estupendamente dotados técnicamente, puedan darle un empujón al género del calibre del último que logró hacerlo. Nada más y nada menos que el gran Stevie Ray Vaughan. Suerte de algunos veteranos que todavía parten la pana. Por eso ha sido un placer recuperar estos días este tremendo We The People de Guitar Shorty editado en el año 2006. David William Kearney, ese es su verdadero nombre, ha girado y tocado con los más grandes, entre ellos Guitar Slim, T Bone Walker, Ray Charles, B. B. King , Sam Cooke o Big Joe Turner. Siendo un adolescente registró su primer sencillo bajo la tutela de Willie Dixon y, 67 años en el momento de registrar este compacto, todavía derrocha testosterona a raudales en las canciones de este trabajo. El experimentado hacha de Houston nos entrega un disco crudo y recio, con un sonido de guitarras absolutamente brutal (excelente el trabajo tras los controles de los productores Wyzard y Brian Brinkerhoff) y cargado de Hard Blues impetuoso tocado con furia y determinación, uno no puede menos que estremecerse cuando ese vozarrón escupe con total convencimiento una declaración de principios como “I’ve been to hell and back, i’m still looking good, i’ve found the fountain of youth, i’ve got the blues in my blood” sobre el letal riff de boogie tejano que domina «Blues In My Blood». «Runaway Train» circula sobre raíles de fuego, «A Hurt So Cold» se mece sobre apuntes de soul, «Cost Of Livin» no deja títere con cabeza, «Sonic Boom» es un auténtico cañonazo, «We The People» y «Can’t Get Enough» (nada que ver con la de Bad Co.) son de una contundencia asombrosa y así podríamos continuar enumerando y elogiando uno a uno los doce temas que contiene. Un puñetazo sobre la mesa, una demostración de orgullo por parte de uno de los herederos de la tradición forjada en las aguas del Mississippi y el testimonio vivo de que no es la edad lo que nos puede vencer sino el tedio y la desidia. Eternamente jóvenes. Que será de la música del diablo cuando estas generaciones desaparezcan.