Los ochenta y los noventa fueron unas décadas convulsas musicalmente hablando. El grunge arrasó con las bandas de hair metal y sleazy para poner de moda las camisas de cuadros y la angustia de una juventud en la encrucijada. Del tecno y el pop electrónico pasamos al pelotazo Guns & Roses y luego a la cruda realidad de las guitarras de Seattle. Y también el crossover, aquel engendro que batía hip hop, funk y metal del que pocas cosas en claro se pudieron sacar. Sin olvidarse del nu metal, caído en el olvido y solo recordado por ser la cuna de nacimiento de una banda tan injustamente valorada por los aficionados a otros estilos como los Deftones. Ahora que ha pasado el tiempo y todos hemos crecido, yo más que los noventa me pillaron ya granadete, echo la vista atrás y, aunque hay muchas formaciones que todavía me gustan, resulta que hago cuentas y hay dos a las que sigo pinchando con asiduidad. Una son Pearl Jam y la otra Faith No More. Los de Patton han envejecido divinamente en mi opinión, certificando que eran una de las propuestas más interesantes e innovadoras que tuvimos por aquellas. Hoy he escuchado de nuevo Album of the Year y me ha seguido sonando de maravilla.
Creo que casi todos coincidiríamos en quedarnos con esas dos bandas. La de grandes momentos que nos han hecho pasar y lo siguen haciendo. Ha sido una suerte verlas aparecer y seguirlas hasta estos días. Un saludo.
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