LA MAREA HUMANA Y BOB WAYNE

Ayer fue mi cumpleaños. Entre los muchos regalos recibidos, la mayoría musicales, se encontraba el Live At River Plate de AC / DC. Que el público argentino es muy especial es algo palpable. Que viven el rock, y el fútbol, como nadie también. Y dando un visionado rápido a la citada filmación no cabe duda que la audiencia es tan parte del espectaculo como la propia banda. Y los recuerdos de años más jóvenes volvieron a mí frescos como rosas. Qué grande era, muy grande, estar inmerso en esa marea humana de las primeras filas. Sentirte todopoderoso por unos momentos, saltando y moviéndote de un lado a otro empujado por una fuerza sobrehumana que te lleva en volandas mientras gesticulas poseído por la electricidad salvaje de los riffs. Verte llevado en volandas diez metros adelante entre caras conocidas , y desconocidas, tan ebrias de ilusión, energía y rock & roll como al tuya. Ahora, con unos cuantos años más, mi posición, excepto casos destacados, siempre suele estar, en recintos grandes, hacía la mitad de la arena. Pero sigo sintiendo un jodido escalofrío cuando veo a la masa saltar puños en alto como posesos. Otro gran punto y aparte del fín de semana fue el concierto de Bob Wayne en un Rock Sound abarrotado. Un concierto de unas características poco habituales de ver por estos lares y que satisfizo plenamente al personal. Se creen lo que hacen y ofrecen un show al que pocos peros se pueden poner. Triunfó por todo lo alto, la interpretación de «Blood To Dust» queda en mi memoria como uno de los momentos musicales del año, y reafirmó que lo suyo va muy en serio. Mucho.