WE ARE MOTÖRHEAD!!!

Recuerdo como si fuera hoy la primera vez que vi la portada de Ace Of Spades. Aquellos tipos imponían. El aire a spaghetti western, tres forajidos armados y peligrosos, la cara de ido de Philty "Animal" Taylor, la pinta de hippy colgado de "Fast" Eddie y la torva figura de Lemmy. Había oído hablar de ellos pero esa fue mi primera esperiencia discográfica con la cabeza de motor. Desde luego la foto de la carátula reflejaba perfectamente lo que me iba a encontrar en su interior. Directos a la yugular, como una patada en los cojones, aquel trío arrasó mi habitación con aquellas doce canciones durante mucho tiempo. Turbo rock sin concesiones, sin tregua y sin hacer prisioneros. Evidentemente corrí rápidamente a por Overkill y Bomber. Luego vino aquella barbaridad en directo que marcó a fuego a muchos de nosotros. No Sleep 'Til Hammersmith, que además significó su primer número uno en listas. Recuerdo también la primera vez que los ví en directo. Yo era un chavea y sus seguidores acojonaban. Eran los tipos más chungos del barrio. Una mezcla de heavys, punks y seguidores varios, llegué incluso a ver a algunos mods aquel día, lo que decía bien a las claras que eran respetados por las diferentes tribus urbanas tan en boga en aquellas épocas a las que unía el maremagnum sonoro de las huestes de Lemmy. Joder, y que me decís del logo, ¡ era de impresión! Uno de los más atractivos de toda la iconografía rock. Hasta Rock & Roll (1987) caminamos de la mano, tras el mis nuevas inquietudes musicales, en las que tuvieron peso importante, y cierto bajón por su parte, nos llevó a intermitentes encuentros. Con We Are Motörhead (2000) y sobre todo con Motörizer (2008) nos volvimos a encontrar. Esa reconciliación me hizo volver la vista atrás y mirar con mejores ojos algunos discos, 1916 (1991) o Sacrifice (1995), del pasado. Todavía no he escuchado su trabajo más reciente. Poco importa eso a la hora de volverlos a ver en vivo. Hace mucho tiempo que la jeta de Lemmy y la mía no se ven a ambos lados del escenario ya que sus últimas giras no han pasado por Barcelona y, básicamente, se han dedicado a tocar en festivales. Este próximo viernes reverdeceremos el idilio. Allí estaremos otra vez para rendir pleitesía a una de las bandas insignia de una manera de entender el rock. Allí estarán de nuevo los chicos peligrosos del barrio, más viejos, con más barriga, menos pelo y muchas más responsabilidades, pero con las mismas ganas de incordiar que siempre y el mismo espíritu rebelde que esperemos nunca nos abandone. Porque nosotros somos Motörhead.